A Ángel Alegre le gusta apostar fuerte :) Es una de esas personas que puede decir que lo dejó todo atrás para cumplir su sueño: vivir al máximo.
Ángel es un nómada digital, un viajero cuyo hogar cambia constantemente de ciudad, país y continente. Cambia su hogar y también su puesto de trabajo, ya que al haber centrado su negocio en Internet puede seguir trabajando allí donde esté, con la libertad que supone el no estar atado a una localización fija.
Esta es una de esas historias que inspiran, que ponen en marcha la parte soñadora que nos hace preguntarnos… ¿podría yo vivir así, en una constante aventura?
Él lo hizo y ahora ayuda a muchas otras personas a convertir ese sueño en realidad desde viviralmaximo.net
Y tú… ¿podrías hacerlo?
Materializando un sueño: vivir de Internet
Imagínate que lo haces, que decides crear una web para convertirla en tu medio de vida y lanzarte a dar la vuelta al mundo.
Sigue imaginando. Tras el trabajo que supone hacer que un negocio funcione, ya has conseguido un nivel de ingresos que te permite empezar tu viaje: Europa, Asia, América… y vas a parar a un pequeño pueblo en el que la conexión a Internet es escasa.
¡Ahí estás, viviendo tu aventura! Medio desconectado del mundo pero con la tranquilidad de saber que todo está bajo control y de que sigues ganándote la vida gracias a tu web.
De repente… lo pierdes todo: hackean tu web y de forma inmediata tu negocio se para en seco. Todo el contenido desaparece y lo único que ves por más que pulsas F5 es un página en negro donde el hacker celebra su victoria. Tus ingresos caen a cero, si no hay web, no hay ventas. ¡El caos!
No es una situación imaginaria, es lo que vivió Ángel con su web mientras se encontraba de viaje en Argentina. ¿Quieres saber cómo acabó la historia?
Él mismo te lo cuenta en este vídeo :)
Entrevistando a Ángel Alegre de Vivir al Máximo
La historia de Ángel podría sucederle a cualquiera, no es indispensable haberlo dejado todo y encontrarse en medio de la nada
Por ese motivo en esta casa nos tomamos tan en serio la seguridad, para evitar en la medida de lo posible que tengas que pasar por el mal trago de sentir, aunque sea de forma momentánea, que lo has perdido todo.